El precio de todo el proyecto se establece desde el principio, lo que evita que se produzcan gastos extras que tenga que asumir el cliente. Gracias a la división por partes de todo el trabajo a realizar, es posible asignar un coste único a cada tarea y obtener uno global cerrado.

Un proyecto llave en mano también se caracteriza por identificar una fecha de entrega concreta. Esto permite al cliente saber cuándo va a poder contar con el inmueble completamente disponible para entrar a vivir o plenamente operativo si, por ejemplo, se trata de un comercio o una nave industrial.

En este tipo de trabajos el cliente suele contar con un profesional de la empresa que hace de nexo con respecto a cualquier duda o petición acerca del desarrollo del proyecto. Esto facilita la comunicación entre empresa y cliente, dejando la responsabilidad a este profesional de ser quien comunica cualquier novedad o incidencia al departamento correspondiente.

Para poder abordar un proyecto llave en mano, la empresa debe contar con los recursos necesarios para realizar todos los trabajos. Esto implica que no tendrá que negociar con nada más, por lo que conseguirá desarrollar las tareas de forma mucho más rápida.

Otra ventaja de que todo sea responsabilidad de una misma empresa es que tendrá un control absoluto sobre todo lo relativo al proyecto. No habrá errores de diseño iniciales, problemas de negociación con otras empresas y factores similares que solamente ralentizan el trabajo y que también suponen un sobrecoste.

Un servicio llave en mano requiere que la empresa cuente con unos recursos abundantes para poder realizar todo el trabajo sin depender de nadie. Por lo general estas compañías ofrecen una garantía de calidad en sus proyectos, lo que siempre es un factor de confianza a la hora de decidir quién se va a hacer cargo del proyecto.